Rincon Dylanciano

1.30.2006

Y al invocarlo, llegó el frio negro...

Pues eso, que aunque mejor ejemplo de frio negro que el de este fin de semana no vamos a encontrar en mucho tiempo, esta vez el color del apellido podría haber sido otro.
Unos ejemplos de un Albacete que nos sorprendió a todos:

Una virginal Calle del Carmen el sabado a las nueve de la mañana:


Parque del Ayuntamiento en plan Lorien:

El Altozano justo antes de ser invadido por hordas de niños:

Mi Plaza de las Carretas en plan Sarajevo, como nos dejaron el barrio emilio!


Un brote de color inesperado que sorprendió a Belen:


A la Catedral le sobraba mili en esto de heladas, pero los chuzos de punta ya se le habian olvidado:


El paisaje de mi ventana tampoco se escapó:


Y Belen no se habia visto nunca en una de estas:


Las fuentes lucian con belleza que nunca tuvieron:

La Facultad si que estaba verde en estas lides:

Y las ardillas donde se meterían? Serían víctimas del frio negro? Esta la tendré de fondo una temporadica...


Y como esta actualización me ha salido muy supernonia me despido a su estilo debiendoles una cerveza por los derechos:


No se pierdan la proxima entrega del Diccionario Manchego ilustrado!

1.26.2006

Diccionario Manchego I

Pues se me han vuelto a pasar los meses sin actualizar el blog, cada vez que lo hago me vuelve la ilusión pero me dura un suspiro… Bueno, supongo que ya quedarán pocos visitantes que pasen por aquí, así en familia es buen momento para iniciar un experimento que hace tiempo tengo ganas de hacer, y que el formato de los blog me hace posible compartir con vosotros, quiero recolectar y analizar expresiones y giros lingüísticos de nuestra tierra, quiero estrujarlas buscando el color sepia de la vida de generaciones anteriores a la nuestra, quiero hacer un diccionario manchego.
Los tiempos cambiaron, la gente viaja, y las peculiaridades lingüísticas se pierden en la transformación natural del lenguaje. Las palabras son el reflejo de una cultura, su utensilio, perderlas, generalizarlas, unificarlas en definitiva, nos hace perder la herramienta para decir exactamente lo que queremos decir.
Hoy en plan inaugural de esta serie:

El Frío Negro: ¡Joder, en la calle hace un frío negro!.

Me parece casi mágico atribuir un color a la temperatura, no me había dado cuenta nunca y debo haberlo dicho más de cinco mil veces (contando con mi edad y los días anuales de frío negro en Albacete) hasta que Belén, cartagenera ella, me preguntó sorprendida por la expresión. Debe ser algo así como aquella historia de que los esquimales tienen cincuenta palabras para definir a la nieve, y nosotros una, el frío en Albacete ha sido (y ni las nuevas tecnologías de aclimatación domestica y corporal, ni el jodido calentamiento global han acabado con esto) una constante en la vida de nuestros antepasados la mayor parte del año, el frío explica muchas cosas de nuestra dieta y costumbres, de nuestra manera de ser, es natural ponerle un mote, entre cariñoso y terrorífico, un frío negro… Para el calor no tenemos, ni podemos imaginar que tenga un color, no tiene sentido, solo el frio amigos míos, la espada de Damocles que pendía sobre las cabezas de nuestros antepasados, esperando tras la puerta a que se acabe la leña del hogar, o a que estemos débiles por el hambre y acabar con nosotros, tiene derecho a tener apellido de dios del mal.