Rincon Dylanciano

10.16.2005

P&P


Y los astros se conjugaron, y los novios se casaron, y los amigos allí estuvimos arropando y festejando la felicidad ajena que a la vez era de todos. El cura era marciano como los novios y como nosotros, asi que todo quedaba en casa. La cena, necesaria, divertida y excesiva. El fotomontaje emotivo y el baile, que se abrió a ritmo de guitarreo y tutupás, un séptimo rockossa. Entonces las copas empaparon los langostinos, el restaurante dio paso al bar y el bar al deseado exceso.
Y esta tarde lo he visto y no es verde, tenía un anillo pero no habia desaparecido cual Bilbo Bolson. ¿Y tu mujer? Le he preguntado... y me ha respondido sin tomarselo a broma, y es que no era broma.